Proyecto de investigación

Cuaderno de campo

Nuestro proyecto de investigación financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo está yendo viento en popa: en este último mes se está realizando la recogida de información en las comunidades objeto de estudio en las provincias de Gaza y Maputo.

Estamos analizando la información recogida a través de la investigación y nos hemos topado con una serie de datos interesantes que queremos compartir..

Sabías que..

En Mozambique existe una separación de roles y responsabilidades de género fundamentada en tradiciones, creencias y normas culturales.
Por ejemplo, el trabajo en las minas o la pesca son tareas principalmente masculinas. Pero, por otro lado, el trabajo de cuidado de la infancia o el trabajo productivo en las machambas (huertas comunitarias) se atribuye a las mujeres.

De acuerdo con Jessica Tamele, entrevistada como representante de BeGirl, el ciclo menstrual y los tabús a ello asociados juegan un papel fundamental en esta situación, posicionando la mujer con la regla en una posición de desventaja social, que influye también en el uso, acceso, gestión y control de la tierra.

Sobre la regla existen mitos genéricos a nivel nacional, como por ejemplo que una mujer menstruada tiene limitaciones de desplazamiento, de acceso a lugares públicos (por ejemplo las iglesias), de relaciones sociales.
En algunos contextos, no puede sentarse en el mismo sitio de hombres, no puede cruzar la carretera, tiene que quedarse quieta, porque si no “puede pegar algún problema de salud al resto de la comunidad”, ni puede hablar de la regla.

En Maputo, la capital, se están venciendo estos tabús y mitos, pero en Gaza aun persisten muchos.
Allí, por ejemplo, una de las creencias más difundidas es que si alguien ve material menstrual usado, entonces esto puede provocar problemas de salud o de fertilidad. Por eso, las mujeres suelen enterrar tampones y otros objetos, con las consecuencias ambientales que ello conlleva.

Pero según la entrevistada, los tiempos están cambiando, y a través de la educación y la concienciación se está consiguiendo reducir esta práctica.

Proyecto financiado por:

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